11Abril de 2013
Ya hace un siglo que el tren de Soller está en
funcionamiento. Unos cuantos accionistas locales llevaron hacia adelante la
idea de comunicar, Soller con la capital de la isla. Un proyecto privado que
costó alrededor de tres millones de pesetas de la época (1902) y unos cinco
años de trabajo para hacer posible atravesar la Serra d’Alfàbia con trece túneles.
De este modo nació una empresa nueva que en su momento dio
trabajo a un número considerable de empleados que, hoy continua, con el detalle
de que siempre, el mantenimiento del tren corre a cargo de la misma empresa,
con sus propios talleres que, si es necesario, fabrica sus propias piezas de
recambio. También se pasa a tener una comunicación con Palma de una hora de
trayecto y dejar en el olvido las cuatro horas por la montaña y sus más de
sesenta curvas en carruajes de tiro con animales. La comunicación y el comercio
en la isla es más rápida y se acaba así con el dicho de que era más fácil
comunicarse con Francia que con la capital, Palma.
Si fue difícil
conseguir que el proyecto del ferrocarril fuera una realidad, también lo
ha sido adaptarse a los nuevos tiempos, remodelando vías y sistema de vapor a
electricidad, y conseguir que; si ya no
cumple la función comercial y de comunicación de un principio, sí conserva ese
espíritu de la época con vagones de madera perfectamente cuidados, sin
demasiada velocidad, para poder recrearse en el espectacular paisaje por todo
el recorrido de, escasa hora y media y haciendo así, un atractivo turístico que,
no debería perderse nadie que visite la isla.
Viajando en este tren, si cierras los ojos, puedes imaginarte
a las señoras y criadas de la época, éstas últimas vestidas con, sus faldas
largas de algodón, de color liso, o de rayas, con el jubón ajustado al cuerpo y
un poco escotado, las mangas por debajo del codo, en ocasiones con una blusa
por debajo, la cabeza tapada con el rebocillo de algodón o crochet y la trenza larga
atada con un lazo negro asomando por debajo, en la espalda, con sus cestas colgadas
del brazo cubiertos con unos "manegots"
manguitos, quizás llenas con el almuerzo para aguantar la mañana por la
ciudad de Palma o, quizá vacía para llenarla con los encàrrecs (encargos ) de
las señoras en la ciudad.
También me puedo imaginar el regocijo que hubiera tenido la señora de Bearn si en su tiempo se hubieran conocido el ferrocarril en la isla, ellos, señores adelantados que viajaron en ferrocarril por primera vez, desde Bayona a Paris, hubiera explicado con todo detalle, a sus amigas, cómo sería la experiencia, del mismo modo que lo hizo su esposo a Don Andreu… Este, nada amante de los progresos tecnológicos y no poder entender cómo no se podían bajar del vagón cuando quisieran...
El caso es qué, viajar en este tren me transporta a tiempos más remotos y descripciones como las de la interesante novela; BEARN O LA SALA DE LA NINES, con el argumento de modos y maneras, de la sociedad pudiente de esta maravillosa isla. Novela escrita por Llorenç Villalonga qué, también está traducida al castellano.
Maravillosos paisajes, este, con parada incluida para los turistas.
Unos años más tarde se completó el recorrido desde el pueblo de Soller al puerto de Soller con el tranvía, que hoy también existe, igual de cuidado y ampliado para dar cabida a buen número de turistas, pequeño recorrido que también se puede hacer si se visita Soller en coche.
El tranvía pasando por delante de la playa.
Aquí mi ratita, de tiendas y probandose los sombreros.
La plaza de Soller, atravesada continuamente por el tranvía.
Después de los paseos, hay que reponer fuerzas.
Otro día más...
María Calzada
Tengo que darte las gracias por esta preciosa entrada pues me as hecho recordar que hace dos años tuve el placer de hacer ese recorrido en ese maravilloso tren.
ResponderEliminarTambién estuve comiendo en esa preciosa plaza, creo que en esa misma terraza que se ve en la foto.
Besos.
Hola María, ha sido un placer, abrir el ordenador, y encontrarme con este recorrido "tan precioso" me ha hecho revivir unos días preciosos pasados junto a mi marido, que por desgracia, ya no está.Me quedan las fotografías y el buen recuerdo.Gracias.
ResponderEliminarUna entrada preciosa del tren de Sóller, tan bonita como todos los lugares que describes
ResponderEliminar¡Ay, qué recuerdos del verano pasado!
ResponderEliminarBesos