Después de una semana de vacaciones intento reorganizar las
cosas para empezar a hacer una vida normal. Repaso los correos y en esta
vorágine de alertas de todo tipo me encuentro con aquellas que no solo hablan
de labores, también muestran los bellos paisajes de los lugares donde viven y es
en un blog Noruego donde se describe con alegría el principio de la
primavera después de un invierno duro
con mucha nieve. En un par de fotografías se puede ver la belleza de ese trozo
de campo ya todo verde y con las primeras floraciones alegrando el paisaje. Me resulta
curioso, en nuestro país la primavera está a punto de terminar para dar paso al
sol del verano que seguro nos va a achicharrar.
Me llama la atención que también allí
abunda el espino en matorrales
grandísimos…
Y yo que vengo de mi
tierra donde hacía años no veía una primavera tan exuberante no puedo por menos que recrearme en recordar
y casi comparar.
Esta primavera el campo Armuñes casi conocido por sus paisajes más bien áridos se
ha vestido de verde salpicado de mil colores. No ha quedado semilla sin
germinar y así poder asombrarnos de tanta belleza y color en cada rincón donde
fijabas la vista. He vuelto a ver flores que hacía “mil años” que no veía, no
se sus nombres, ni me importan, me importan sus formas delicadas y colores que
me han evocado recuerdos y lugares ya casi olvidados.
Debe ser que mi memoria empieza a tener algún gusano negro
que ahueca mi memoria porque me ha sorprendido gratamente, ver que todo lo
bonito del campo se ha puesto de acuerdo para qué al mismo tiempo se pinten
tantos cuadros de colores, con la amapola como reina de todas ellas, cuatro
hojas de color rojo intenso son capaces de hacer que gires la vista para
admirarla por donde quiera que está, a orillas de caminos, senderos o trigales
repletos de color rojo, y ella convive con otras especies destacando sobre todas, sabiéndose reina y
protagonista de poemas e historias.
Nuestros montes también en este tiempo lucen las flores
blancas de la jara y del espino, cuajado a reventar, es mucho más de lo que
esperaba encontrar, casi lo tenía olvidado y
he vuelto a reencontrarme con el perfume que desprende y que se hace
sentir a metros de distancia, también lo que significaba… Era el mes de mayo,
el mes de las flores, el mes donde se adornaba la iglesia con la flor del
Espino, las novenas a la Virgen María estaban salpicadas de ese perfume que bien
podría rivalizar con el jazmín. Y yo como las Hadas, que dicen, es la planta
que eligen para vivir, me quedo con ella y me gustaría que cuando limpian el
monte la protejan.
También pudimos ver el Baleo planta que se utilizaba para
hacer escobas y la Escobilla (la de la foto) planta más suave que
haciendo un manojo serbia como escobilla para limpiar el polvo o enjalbegar las
paredes de las casas. Todas estas costumbres han desaparecido y las plantas
crecen libres sin riesgo a perderse o, eso espero.
Pero tuvimos más que campo....
María Calzada
Que entrada tan bonita, esta el campo precioso este año con tanta lluvia, me gusta mucho el campo lleno de amapolas.
ResponderEliminarun abrazo.
Pilar García de la Cueva
Que bonito!!! Me encanta leerte. Un beso.
ResponderEliminarEs verdad este año podemos disfrutar de un los campos y los bosque de una belleza excepcional, todo esta tannn bonitoo y tu lo describes con mucha delicadeza, me gustan mucho tus entradas de labores, pero no se quedan atrás en las q cuentas cosas, me tienes enganchada, me encantaría conocerte y tener un rato de charla contigo.
ResponderEliminarUnas fotos preciosas. Que maravilla como esta el campo este año.
ResponderEliminarUn beso
Mis tardes de patch
Mary
Como reportera y escritora vales mucho nena, por lo menos para mi.
ResponderEliminarUn beso a las dos
Que bonita entrada; yo también estuve unos días en mi tierra, la montaña leonesa y pude disfrutar de ese campo florido y ese verde esplendor, !!que suerte tenemos que aun podemos disfrutar de ello como hacíamos antaño¡¡
ResponderEliminarBesotes.